Hoy a las 12 de la noche, la Peseta dejará de tener valor. Una moneda que nos acompañó desde 1868 hasta el 2002 y que ha fraguado parte de la historia de España.
Para conocer sus orígenes tenemos que remontarnos hasta la Revolución Gloriosa de 1868, cuando el Gobierno del momento, con unas nuevas ideas, decide romper con el antiguo sistema monetario y crear uno nuevo. De este nuevo sistema monetario surgió la Peseta. Para crear el nuevo modelo de moneda, se partió de los valores preexistentes y se dividieron. Además, se hizo necesario acuñar nuevas monedas con diferentes valores, en oro, plata y bronce. Con este nuevo sistema, nacieron la Perra Gorda y la Perra Chica, para referirse a la monedas de céntimo. Estas acuñaciones llevaban en el escudo de España, sustentado por un león y en la otra cara, una personificación de la República.
Igualmente, se hicieron emisiones en plata, con un escudo de mayor tamaño y por detrás, de nuevo la personificación de la República. Este diseño lo tuvo la primera Peseta, que se acuñó en plata, con la curiosidad de que no aparecía el nombre de España.
El sistema monetario se mantuvo durante el Gobierno Provisional, la I República y el breve reinado de Amadeo I. Este monarca fue el primero que acuñó su rostro en una moneda de peseta. Hubo emisiones de 5 pesetas y otras en oro de 25 y 100.
La I República emitió una moneda de 100 pesetas en oro y solo se conocen 12 ejemplares.
Con la implantación de la Peseta se abrió un proceso lento y costoso de retira de la circulación de los antiguos Reales y monedas que todavía quedaban en circulación. El mal estado de las vías y la dificultad de las comunicaciones, alargaron el proceso más de lo esperado. Durante este proceso, era fácil encontrar en el vocabulario de la gente y en anuncios los precios en reales.
Pese a que la Peseta como moneda se instauró en 1868, en 1814 ya se conocen acuñaciones con esta denominación, cuyos orígenes lingüísticos e históricos son disputados por los expertos.
Con la Restauración, la Peseta consolidó su importancia y posición en España, en un mercado que estaba cambiando más rápido de lo que nunca lo había hecho. Para hacer frente a esta nueva realidad, las monedas de oro fueron dando paso a los billetes. El rostro de Alfonso XII se impuso a los símbolos republicanos en las monedas, aunque se mantuvieron los valores que se acuñaban. Tras la muerte del rey y la coronación de su hijo, de nuevo cambian las caras de las monedas, llegando a haber cuatro modelos de monedas con el rostro de Alfonso XIII. En esos años, las guerras y las epidemias que asolaron a nuestro país hicieron devaluarse a la Peseta a mínimos históricos, algo que se notó en la vida de la gente. En estos años, se emitió más moneda. La llegada de los años 20 y de la dictadura de Primo de Rivera, relegó las emisiones en plata, dejando en el mercado las acuñaciones preexistentes. El avance de la dictadura trajo consigo la aparición en 1927 de las monedas con un agujero central. También se emitieron más billetes, que poco a poco irían llegando a la vida cotidiana. La caída del Alfonso XIII, la Proclamación de la II República y la situación de crisis mundial, provocada por la caída de la Bolsa de Estados Unidos en 1929, marcaron de nuevo la historia de la peseta, que tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos, con monedas de nuevos valores y nuevas formas.
Los símbolos republicanos que habían visto nacer a la peseta volvieron a sus cuños. Sin embargo. sus materiales cambiaron. Ahora se realizaban de latón. También se mantuvieron los modelos con agujeros centrales.
La explosión de la Guerra Civil en 1936 hizo que las emisiones se multiplicasen, así como sus tamaños, modelos y formas. Los billetes y monedas de uno y otro bando eran muy diferentes. El Bando Sublevado también acuñó monedas de 25 céntimos con un agujero en el centro. En el periodo de Guerra nació la popular peseta rubia, que se realizaba en latón. La Guerra también supuso el final de la circulación de emisiones anteriores a 1936. Las nuevas emisiones colocaron a Franco en las monedas y los billetes empezaron a aparecer personajes importantes. Las monedas de postguerra eran muy diferentes a las anteriores. El yugo y las flechas, junto con el nuevo escudo nacional y el águila se apoderaron de las monedas. Se fabricaron monedas de céntimos en aluminio, con el caballo Ibérico. En 1946, Franco aparecía por primera vez en las populares pesetas rubias. Hubo algunos cambios, actualizando en 1966 la Peseta Rubia.